¿El Señor Jesús avala el dinero sucio?
La verdad sobre Lucas 16:8-13
La parábola del Señor Jesús en Lucas 16:1-17 transmite al menos dos mensajes clave: uno dirigido a los fariseos que estaban escuchando (v. 14) y otro de carácter profético, dirigido a la generación de los hijos de la luz (v. 8 ). Para los primeros, se les anuncia que la administración de los oficios de Dios, desde la ley y los profetas, les será quitada (v. 16). Para los segundos, los versos 11 y 12 contienen una enseñanza específica.
Para comprender correctamente los versos 8 al 13, es fundamental ser fiel a la traducción griega de "Mamón" y transliterar el término en lugar de traducirlo como "riquezas". Jesús coloca a Mamón al mismo nivel que Dios en este pasaje. La traducción "riquezas" desvirtúa el mensaje, ya que no permite captar el concepto de fidelidad o infidelidad hacia Mamón. Al mantener el nombre del dios pagano, se entiende mejor que la infidelidad a Mamón implica fidelidad a Dios, y viceversa. Así, si alguien es fiel a Dios, significa que obedece sus instrucciones; si es infiel, significa que lo ha abandonado. Del mismo modo, cuando el texto habla de infidelidad a Mamón, no hay duda de que se refiere a no obedecer ni servir a este dios.
Verso 8
Con este punto aclarado, podemos abordar el verso 8: "Y elogió el Señor al mayordomo de la injusticia, porque actuó sagazmente: En la generación de ellos, los hijos de este siglo son más sagaces que los hijos de la luz" (BTX V). Esto implica que los hijos de la luz constituyen UNA generación específica, determinada en el tiempo. Más adelante hablaremos de quiénes son los hijos de la luz.
Verso 9
La traducción de la preposición griega ἔκ en Lucas 16:9 es crucial para entender correctamente la enseñanza del Señor Jesús en este pasaje. La mayoría de las versiones traducen el versículo de manera que sugiere que los creyentes deben ganar amigos "por medio de riquezas injustas". Esta traducción ha sido utilizada para justificar la idea de que el uso de riquezas obtenidas de manera cuestionable puede ser legítimo si se emplea para propósitos piadosos, como la obra de Dios. Sin embargo, este concepto entra en conflicto con la enseñanza moral y ética de toda la Escritura.
La preposición ἔκ, en su uso primario, denota procedencia o separación, significando "lejos de", "fuera de". En este contexto, es más preciso traducir el pasaje de la siguiente manera: "Pero yo os digo: Ganaos amigos lejos del Mamón de la injusticia, para que cuando falte os reciban en las moradas eternas" (BTX V). Esta traducción armoniza con pasajes como Deuteronomio 32:4-5, donde se destaca la justicia absoluta de Dios y la imposibilidad de que Él recomiende la adquisición de riqueza de manera injusta.
Algunos han sugerido que el Señor Jesús emplea ironía en este pasaje. Sin embargo, es difícil sostener que Jesús trataría con liviandad un tema tan serio como el uso de bienes materiales y la fidelidad a Dios. Además, el contexto inmediato de Lucas 16 enfatiza la fidelidad en lo poco y la incompatibilidad de servir a Dios y a Mamón (Lucas 16.10, 13), lo que refuerza la necesidad de comprender ἔκ como una indicación de separación del Mamón de la injusticia y de su uso.
La correcta traducción de este pasaje, considerando la semántica de ἔκ y el contexto escritural, apunta a que Jesús instruye a sus discípulos a apartarse de la corrupción y a vivir de manera íntegra, confiando en Dios para su provisión y su recompensa eterna.
Versos 11 y 12
En los versos 11 y 12 de Lucas 16, Jesús plantea una serie de preguntas retóricas que tradicionalmente se han interpretado de manera interrogativa, como en: “¿Quién os confiará lo verdadero?” y “¿Quién os dará lo vuestro?”. Estas preguntas, en su traducción más común, se entienden como retóricas, y la respuesta implícita que los lectores suelen dar es “nadie”, lo cual encierra una contradicción si se considera cuidadosamente el contexto teológico y moral de la parábola (v. 9: estar lejos del Mamón).
La razón por la que esta respuesta parece lógica para muchos lectores es que, bajo la interpretación tradicional, las preguntas parecen indicar que aquellos que no son fieles en lo material (en lo "injusto", como se refiere a Mamón) no serán dignos de recibir lo "verdadero" o lo "propio". Esta lógica, basada en la fidelidad y desconfianza hacia lo material, parece sugerir que la falta de fidelidad en lo material llevaría a la exclusión de lo espiritual. Sin embargo, esta interpretación se enfrenta a un serio problema teológico y conceptual.
Si el texto realmente está condenando la infidelidad en el manejo de las riquezas como una incapacidad para recibir las cosas espirituales, se olvida un principio central de las enseñanzas de Jesús: la fidelidad a Dios sobre las riquezas materiales. De hecho, la parábola de Lucas 16 está diseñada para resaltar que los verdaderos fieles son aquellos que rechazan la adoración a Mamón y que "lo verdadero" y "lo propio" son, en última instancia, regalos de Dios a quienes son fieles a Él.
La respuesta “nadie” en este contexto resulta absurda, ya que contradice el mensaje subyacente de la parábola. Si consideramos que ser infiel a Mamón significa ser fiel a Dios, la respuesta correcta a las preguntas sería “alguien”, específicamente Dios. Es Él quien, al reconocer la fidelidad a lo divino, confía lo verdadero (probablemente se esté refiriendo a guardar el testimonio de Jesús) y lo propio (la herencia eterna) a quienes le son leales. La infidelidad a Mamón, entonces, no conlleva a la exclusión, sino a la inclusión en el reino del Verdadero.
La comprensión tradicional de las preguntas como retóricas, con la respuesta implícita de “nadie”, refleja una interpretación incompleta y superficial del mensaje de Jesús. De hecho, esta interpretación pierde de vista el principio central de la justicia: que Dios, el único digno de confianza, recompensará a aquellos que rechazan servir a Mamón para seguirle a Él. De esta manera, la correcta comprensión de estos versos debería llevar a la respuesta lógica de “alguien” — Dios, quien confía lo verdadero a quienes son fieles a Él.
Este análisis nos invita a repensar cómo las interpretaciones más tradicionales pueden desviar el mensaje y a reconsiderar que, en realidad, ser fiel a Dios sobre las riquezas materiales es lo que abre la puerta a lo verdadero y a lo propio.
La acentuación griega
Además de lo explicado anteriormente, es importante informar sobre el sistema de acentuación griega. Este fue establecido por los gramáticos helenísticos e imperiales, remontándose a Aristófanes de Bizancio (ca. 200 a. C.), quien introdujo los espíritus (áspero y suave) y los tres acentos (agudo, grave y circunflejo), con el objetivo de evitar ambigüedades y facilitar la lectura. Sin embargo, los manuscritos más antiguos no incluían estos signos, y su uso se volvió más frecuente a partir del siglo VIII d. C. coincidiendo con el cambio de grafía de unciales a minúsculas.
Originalmente, el acento griego tenía una función musical, representando variaciones en la altura del sonido, pero con la pérdida de la cantidad vocálica (sílaba larga y breve), se convirtió en un acento de intensidad. Hacia el 300 d. C., el uso del acento grave se modificó, reservándose para reemplazar al agudo en las palabras oxítonas (las que llevan el acento en la última sílaba) cuando estas iban seguidas de otra palabra en la misma frase.
Es importante notar que los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento no incluían acentos. El sistema de acentuación, que distingue entre τίς (interrogativo - ¿quién?) y τις (indefinido - "uno", "alguien", “cierto”), fue añadido varios siglos después por los copistas griegos. Los manuscritos de los primeros siglos no contenían estas marcas diacríticas. Por lo tanto, la distinción entre el uso interrogativo e indefinido de tis en este pasaje depende más de la interpretación contextual que de las marcas de acentuación presentes en los textos griegos minúsculos.
Puesto que el pronombre tis también puede funcionar como un pronombre indefinido ("uno", como en la traducción de Lucas 13:6), en este contexto, traducir tis como indefinido ofrece una lectura más coherente con el mensaje general de la parábola y las enseñanzas del Señor Jesús sobre la infidelidad al Mamón. Al traducir tis como "uno", los versículos se convierten en afirmaciones: aquellos que no son fieles al injusto Mamón ni a lo del otro (es decir, los que siguen la recomendación del Señor Jesús en el v. 9) recibirán lo verdadero y lo propio. Esta lectura resuelve la contradicción de las preguntas retóricas tradicionales y refuerza el mensaje central sobre la fidelidad a Dios, que se extiende hasta la advertencia del Señor Jesús sobre no servir a dos señores (v. 13) y su crítica a los fariseos amantes del dinero (v. 14).
"Así que, si con el injusto Mamón no llegasteis a ser fieles, uno os confiará lo verdadero. Y si con lo de otro no llegasteis a ser fieles, uno os dará lo vuestro". (BTX V)
Ubicación de los hijos de la luz en la línea del tiempo
Para ubicar esta generación en la línea temporal, encontramos tres pasajes que la mencionan directamente: Juan 12:36, 1 Tesalonicenses 5:5 y Efesios 5:8. 1 Tesalonicenses 5 nos proporciona un marco temporal claro: esta generación existirá en los tiempos previos a la segunda venida del Señor para su reinado milenial (v. 1). Se les dice que comprenden los tiempos y señales (v. 1), que saben que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche (v. 2), y que la destrucción repentina caerá sobre otros ("ellos" en el v. 3). También se les llama "hermanos", y se afirma que el día no los sorprenderá como un ladrón (v. 4). Además, se les exhorta a usar una armadura (v. 8, que consta solo de coraza y yelmo, diferente a la armadura completa descrita en Efesios 6:13-17. Finalmente, se les asegura que no están destinados para la ira, sino para la salvación por los méritos del Ungido (v. 9).
Conexión entre los hijos de la luz en 1 Tesalonicenses 5 y los versos 11-12 de Lucas 16
La conexión entre los hijos de la luz en 1 Tesalonicenses 5 y los versos 11-12 de Lucas 16 se basa en una visión escatológica y en una comprensión de la fidelidad que caracteriza a esta generación especial. En Lucas 16:11-12, Jesús instruye a ser fieles en lo poco y a no dejarse seducir por el "Mamón de la injusticia", ya que la fidelidad a este dios lleva a la incapacidad de recibir lo "verdadero" (v. 11) y lo "propio" (v. 12). Los hijos de la luz, según 1 Tesalonicenses 5, son aquellos que ya no están en la tiniebla, sino que se mantienen vigilantes, conscientes de los tiempos y señales del regreso del Ungido.
En este contexto, los hijos de la luz mencionados en 1 Tesalonicenses 5.5 están definidos como aquellos que entienden el tiempo y están preparados para la venida del Señor. El hecho de que "no son hijos de la noche" implica que, al igual que los esclavos fieles de la parábola de Lucas 16:13, tienen claridad sobre el reino de Dios y su justicia. Al llegar a ser fieles a Dios, se les confía lo que es verdadero (1 Juan 5:10a, 20; Ap 6:9; 20:4b).
Además, 1 Tesalonicenses 5:8 les exhorta a usar la "coraza y el yelmo" como parte de una armadura espiritual. Este pasaje complementa la enseñanza de Lucas 16, donde los hijos de la luz deben mantenerse alertas y fieles, preparados para los tiempos difíciles que vendrán. La armadura descrita en 1 Tesalonicenses 5 es más simple que la que se menciona en Efesios 6, lo cual subraya la llamada a estar vigilantes y equipados para enfrentar la oscuridad del mundo, pero también para recibir lo prometido por Dios.
Por lo tanto, al conectar estas enseñanzas, podemos ver que los hijos de la luz en ambos pasajes —Lucas 16 y 1 Tesalonicenses 5— son aquellos que son fieles a Dios, rechazan la idolatría del Mamón, y esperan con esperanza la venida del Señor, conscientes de que su salvación no está destinada a la ira, sino a la vida eterna en el Ungido.